La ruta del vino verde en Portugal

Las viñas, que se concentran sobre todo a lo largo de los ríos, están sometidas a la influencia del Atlántico y, en su búsqueda de sol, las vides se entrelazan en los árboles, trepan en emparrados y bordean campos salpicados por típicos hórreos

2014-06-23

Agencias

buena via.jpeg

Hoy viajamos al extremo noroeste de Portugal, donde nos espera la Ruta del Vino Verde (vinho verde), un paseo a través de un paisaje también de color verde, divido en pequeñas parcelas que ocupan toda la región del Minho y que se prolongan hacia el sur hasta el río Vouga.

Y es que no hay mejor excusa para explorar esta maravillosa región del país vecino. Se trata de un un vino único en el mundo cuyo nombre está relacionado con el color predominante de estos paisajes. Pero no es realmente verde, sino blanco o tinto. En todo caso es un vino ligero que se bebe fresco y que acompaña bien a pescados y mariscos, abundantes en el litoral.

Las viñas, que se concentran sobre todo a lo largo de los ríos, están sometidas a la influencia del Atlántico y, en su búsqueda de sol, las vides se entrelazan en los árboles, trepan en emparrados y bordean campos salpicados por típicos hórreos.

Cada una de estas comarcas produce su vino verde de una manera especial e inimitable: Monção y Melgaço, Lima, Basto, Cávado, Ave, Amarante, Baião, Sousa y Paiva… Alrededor de todas estas poblaciones que llegan hasta la frontera con la Galicia española, son abundantes las bodegas donde poder catar y comprar alguna botella de este regalo de la naturaleza.

Un ben destino para establecer tu “cuartel general” en esta ruta del vino verde es la localidad de Monçâo, una ciudad fortificada en la orilla del Río Miño, tierra de las Termas y del Alvarinho, que fue en tiempos pasados el escenario de cruentas batallas entre los reinos de Portugal y Castilla.

Asomada al río Miño, que podemos admirar desde las agradables azoteas y miradores de sus murallas, la ciudad esconde monumentos como la Iglesia Matriz, la Iglesia de la Misericordia y la Iglesia de Santo Antonio de los Capuchos. En su exterior, las Caldas de Monção con sus aguas terapéuticas completan una visita redonda. 

Derechos Reservados © La Capital
twittear