Con teleférico y acuario, capital católica de Brasil acoge a fieles

 Inicia el punto álgido de los tres días de celebración de la fiesta de la patrona, con la llegada de cientos de miles de turistas religiosos, peregrinos y devotos desde todos los rincones de Brasil, en viajes muchas veces realizados a pie durante días o semanas

2015-10-09

Agencias

IGLESIA DE APARECIDA.JPG

La religión católica es para muchos sinónimo de introspección y oración, pero en la localidad de Aparecida -capital católica de Brasil- la fe adopta formas menos reflexivas, como paseos en teleféricos, visitas a un acuario y compras en centros comerciales que son propiedad de la Iglesia.

Esta pequeña localidad a 150 kilómetros de Sao Paulo, enclavada en el Valle de Paraíba, es célebre por albergar la figura de Nuestra Señora de Aparecida –patrona de Brasil-, hallada aquí en 1717 por unos humildes pescadores.

Los católicos brasileños atribuyen a Aparecida una serie de milagros que van desde la multiplicación de los peces en el río Paraíba hasta la liberación de esclavos, y rinden auténtica pleitesía a su patrona, a quien piden desde la curación de familiares hasta empleo en la época actual de crisis.

Mañana se inicia el punto álgido de los tres días de celebración de la fiesta de la patrona, con la llegada de cientos de miles de turistas religiosos, peregrinos y devotos desde todos los rincones de Brasil, en viajes muchas veces realizados a pie durante días o semanas.

“Llevamos tres años viniendo de forma seguida, para agradecer a Nuestra Señora la salud y el bienestar que nos da”, explica a Notimex Bento y María, una pareja del estado de Minas Gerais que realizó 12 horas de trayecto en auto.

En la autopista que enlaza Río de Janeiro con Sao Paulo, donde el tráfico de camiones es incesante, la presencia de peregrinos a pie que recorren cientos de kilómetros de distancia bajo un tórrido sol era ya hoy perceptible, en un flujo que no cesará de aumentar hasta el lunes 12 de octubre, día de la fiesta de la patrona.

A su llegada a Aparecida les espera el Santuario Nacional, una imponente construcción de 143 mil metros cuadrados donde yace custodiada por un espeso cristal y una urna de oro la imagen de Aparecida encontrada en 1717 y que pasó por varias restauraciones, tras ser objeto de un atentado en 1978 por parte de un fiel evangélico que rompió la figura en 200 pedazos.

Pero además de la imagen, los fieles pueden disfrutar de decenas de atracciones, casi todas ellas negocios de la Iglesia Católica, que posee un hotel de cinco estrellas con más de mil camas de capacidad, pensiones, seminarios, centros comerciales, un teleférico y hasta un espacio donde se construyó un acuario.

“Para el brasileño Dios es sinónimo de fiesta, y la fiesta mayor se celebra en casa de la madre”, explica a Notimex el obispo auxiliar de la archidiócesis de Aparecida, Darci José Nicioli.

José Nicioli justifica esas millonarias inversiones de la Iglesia en actividades no vinculadas con la religión aduciendo que “acoger bien a las personas es también evangelizar”, y admite que la Iglesia debe llevar a cabo actividades comerciales para poder autofinanciarse, como consecuencia de la caída de las donaciones.

“Las donaciones de los fieles han caído como consecuencia del relativismo posmoderno que provoca individualismo, y necesitamos poder mantener toda la red de instalaciones aquí en Aparecida”, señala el obispo.

Este año se espera que Aparecida reciba en total 13 millones de fieles católicos en una ciudad que tiene apenas 36 mil habitantes y 240 hoteles, lo que supone un verdadero desafío de infraestructura y logística.

Tres papas –Juan Pablo II en 1980, Benedicto XVI en 2007 y Francisco en 2013- ya pasaron por ese lugar de culto que en 2017 cumplirá 300 años desde el hallazgo de la imagen de la Virgen, lo que podría traer de nuevo al papa Francisco hasta el país con mayor número de católicos del planeta.

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