Naturaleza e historia convergen en el Desierto de los Leones

Este recinto cada fin de semana recibe a dos mil visitantes, quienes entran por la que fuera la hospedería, espacio con un jardín y varias habitaciones destinadas a invitados o benefactores de la orden

2016-01-10

Agencias

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En busca de un lugar que les permitiera orar en silencio y así encontrar la comunión con Dios, la orden de los Carmelitas Descalzos construyó en el siglo XVII el convento Santo Desierto de Nuestra Señora del Carmen de los Montes de Santa Fe, rodeado de un majestuoso bosque en el que habitaban ardillas, venados de cola blanca y zorrillos, entre otras especies.

El recinto, enclavado en el ahora Parque Nacional Desierto de los Leones, en Cuajimalpa, al poniente del Distrito Federal, ofrece hoy en día a sus visitantes una comunión con la naturaleza y la historia.

El ex convento, con más de siete jardines, capillas y túneles, muestra el modo de vida de los Carmelitas, orden que en 1606 encontró la tranquilidad necesaria para amar a Dios en este bosque desierto.

En 1711 el primer monasterio que construyeron los Carmelitas fue dañado severamente por un temblor, por lo que los frailes construyeron un nuevo en 1722.

En la actualidad este recinto cada fin de semana recibe a dos mil visitantes, quienes entran por la que fuera la hospedería, espacio con un jardín y varias habitaciones destinadas a invitados o benefactores de la orden, donde realizaban retiros espirituales.

Por esa misma puerta ingresaban aquellos que brindaban servicios a los frailes, como el leñador y el peluquero, este último por cuatro pesos, cada 15 días recorría en completo silencio el primer pasillo del convento hasta la sala de rasura a la que todos los frailes asistían para su tonsura (corte de trozo del cabello de la coronilla).

En el área de celdas, que contaba con una capilla doméstica, una antesala vacía, el dormitorio, con una pequeña cama, un escritorio y un ropero de madera, así como una entrada al jardín, muestran el modesto modo de vida de los cuatro frailes perpetuos, quienes se encargaban de preservar las tradiciones y los otros 22, que tenía una estancia de un año y luego regresaban a sus conventos, que podían estar en Guadalajara o Toluca.

Luego de pasar por la biblioteca, las letrinas, la botica y la despensa, se llega al Claustro del convento, jardín cercado que hace años estuvo rodeado de 28 arcos y que conduce al sótano, al que se ingresa por una pequeña escalera de caracol que sumergen al visitante en una obscuridad total de cuatro túneles unidos en las esquinas.

Ahí se lleva a cabo jueves, viernes y domingos a las 21 horas, el recorrido “Leyendas Nocturnas del Desierto de los Leones”, que por un costo de 150 pesos transporta a los espectadores al mundo religioso de los Carmelitas Descalzos, quienes decían que el mal se manifestaba de varias maneras en el Ex Convento.

Otros espacios importantes para visitar son la capilla de los secretos, en la que cada 15 días los frailes platicaban por breves momentos y bajo tres condiciones; no verse, no estar cerca y hablar en voz baja.

Además del Museo Bicentenario, integrado por cuatro salas en las que se aprecian animales disecados, maquetas del Parque Nacional y fotografías sobre la historia de Cuajimalpa.

También está el Museo Zapata, con el que se le rinde homenaje al héroe nacional y se recuerda que las fuerzas zapatistas, lideradas por Valentín Reyes, estuvieron en ese bosque, así como la Nave Mayor, o iglesia, que en su interior cuenta con la capilla el Relicario, en la que se guardaban objetivos valiosos de algunos santos.

El piso hueco del lugar revela que en esa capilla se encontraban los restos de los carmelitas perpetuos, los cuales fueron exhumados en 1801 por la orden que partió luego de enfrentar problemas sobre el título de propiedad y de recibir ayuda de José I Manuel de León, de ahí el nombre de Desierto de los Leones.

Problemas con los terrenos, las enfermedades que traían las bajas temperaturas del lugar y la creciente población que los rodeaba e incluso los buscaba, orilló a los frailes a dejar el que fue su bosque desierto e irse a Tenancingo.

Rodeado por mil 866 hectáreas de bosque, en especial árboles de pino y oyameles, ocho Ermitas quedaron como testigos del paso de esa orden, donde ahora la gente corre, practica ciclismo e incluso alpinismo.

Además, las familias disfrutan de un rico menú mexicano en el restaurante que se encuentra en el interior del Ex Convento, en el que se puede degustar desde unos chilaquiles sencillos por 99 pesos, hasta un plato de arrachera gratinada de 190 pesos.

Las opciones se amplían a las afueras de este recinto religioso, donde locales como Antojitos Mexicanos Rosita y Restaurant Chofi ofrecen quesadillas de 12 pesos, chiles rellenos de 50 pesos y pollo con mole de 80, entre otros platillos.

Naturaleza, historia y rica comida mexicana son parte de los atractivos del Parque Nacional Desierto de los Leones, abierto de martes a domingo en un horario de 09:00 a 17:00 horas.

Para llegar en auto, se puede tomar la Carretera México-Toluca, por la autopista Constituyentes - La Venta - La Marquesa, o directamente por la Avenida Desierto de los Leones en San Ángel - Santa Rosa.

Mientras que en transporte público, afuera de la estación Viveros del Sistema de Transporte Colectivo Metro sale un camión hacia Santa Rosa Desierto de los Leones.

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