Lo primero que se ve al entrar es este abeto rojo, o de Noruega, gigante. Se encuentra junto a la valla y el muro de piedra de las canteras de Alpedrete, de donde sale uno de los mejores granitosdel mundo. Está claro que ese clima y esa exposición “le sienta muy bien”. El murete está revestido por fuera concotoneaster (Cotoneaster lacteus), una especie de ramas arqueadas, y jazmín chino o falso jazmín (Trachelospermum jasminoides), por dentro.
Los liquidámbar son los árboles estrella del jardín de Concha. Los compró en 2004, de un tamaño más que apreciable (25 centímetros de perímetro), y llegaron, al igual que el potente magnolio y el gran abeto rojo, en camión-grúa.
“Es maravilloso estar presente el día en que su color rojo brilla. Sus tonos tostados otoñales son la gran atracción de mi jardín de octubre a diciembre, a pesar de que recoger tanta hoja es trabajo duro”.
En primavera-verano, destaca la enredadera de jazmín (Jasminum officinalis) con sus flores blancas y la deliciosa fragancia al caer la tarde.
Una de las grandes maravillas de este jardín es la piedra de la zona. Se cuenta que cuando los árabes llegados desde el sur se encontraron con las rocas de Guadarrama, quedaron asombrados y decidieron fundar una población a la que llamaron El Pedrete por la gran presencia de canteras.
Sin embargo, otros creen que su origen hay que buscarlo en tiempo de los romanos y que su nombre primigenio vendría deAd Petrum. En ambas teorías existe la convicción de que el origen de su nombre hace relación a la piedra de sus famosas canteras.
La trepadora estrella del enclave es este jazmín chino o falso jazmín (Trachelospermum jasminoides).
Esta especie se erige siempre en protagonista por su follaje brillante y coriáceo en verde oscuro. Pero la floración es sin duda su principal atracción. Una miríada deflorecillas estrelladas blancas, deliciosamente perfumadas, aparecen durante toda la temporada cálida, llenando muros y medianías.
“Todos los años renuevo lasfresas porque aquí funcionan a las mil maravillas. También replanto las plantas aromáticasdemasiado viejas”.
Desde el principio, toda la superficie cuenta con riego automatizado para la temporada de verano. Goteo para los árboles, arbustos y especies aisladas, como esta fresa. Y aspersión para las dos zonas de césped.
El cotoneaster está en la jardinera de obra que sirve de cierre de la valla. En otoño también tiene ligeros tintes rojos y anaranjados. Florece abundantemente en primavera y luego en invierno tiene unasbayas rojas que resisten en las ramas durante bastante tiempo. “Para la parte más difícil de la poda de arbustos, cuento con la ayuda de mi primo una o dos veces al año. Este es su arbusto preferido”, cuenta Concha.
El seto circular de junípero(Juniperus x media) y el grandurillo (Viburnum tinus) dan privacidad a la propiedad.
Echa un vistazo a esta deliciosa rosa antigua Dorothy Perkins. “Tengo tres rosales. Los tres son aportación de la familia, dos en versión multicolor de amarillo a rosa y uno, el más antiguo, rojo oscuro casi granate con hojas aterciopeladas. Tengo un lugar reservado en la parte trasera del jardín para mi flor favorita, la hortensia, pero aún no está acabado”.
Viajera incansable por trabajo y por placer, Concha es también coleccionista de huevos de cerámica de todos los sitios del mundo. “Hace años, en algún viaje por los países centroeuropeos, y coincidiendo con Pascua, me atrajo la cantidad y variedad de huevos y empecé a comprarlos. Ahora ya tengo de múltiples países, materiales y colores. Algunos ya son regalos de gente que sabe que los colecciono y cuando viajan o ven uno se acuerdan de mí y me lo traen”.
Concha habla delmantenimiento del jardín: “La verdad, es que no lo cuido demasiado. Debería dedicarle más tiempo y recursos, pero poco a poco se ha ido convirtiendo en un jardín de bajo mantenimiento. Es decir, se han ido o he ido eliminando flores de temporada. Por selección natural algunas de las especies plantadas en un primer momento me han dejado claro que no eran para este clima y lo he aceptado, como las camelias.
También he asumido que los veranos aquí son cálidos y secosy que el césped debía adaptarse a un riego más escaso aunque perdiera su verde intenso y el aspecto saludable y uniforme que tenía en un primer momento. No es solo una cuestión económica, es también de sostenibilidad. De momento me resisto al césped artificial”.
En un primer momento, Concha contó con la ayuda de la persona que diseño el jardín y que fue incorporando sus sugerencias. “El jardinero que me ayudó se llama Juan y le conocí porque había participado en el Servicio Voluntario Europeo. Cuando volvió a España participó en alguna actividad formativa de las que organizamos mientras se estaba estableciendo como jardinero autónomo con su empresa. En aquella época llevaba jardines de algunas casas de famosos vinculados al mundo del deporte en La Moraleja”, cuenta.