¿Desaparición de plurinominales?
Política y derecho / Anwar David Mansur Sánchez
2017-10-31
Política y derecho / Anwar David Mansur Sánchez
2017-10-31
Los desastres ocasionados por los sismos recientes, nos han obligado a pensar en el costo del proceso de reconstrucción de los daños, y que se estiman en más de 38 mil millones de pesos, según datos preliminares del propio gobierno federal.
Ante ello, los partidos políticos inmediatamente fijaron sus posturas en cuanto a donar parte, incluso la totalidad de sus prerrogativas presupuestales en tan noble propósito.
El PAN propuso eliminar el financiamiento público para los partidos, mientras que el PRI, además de su postura de donar la totalidad de las prerrogativas que legalmente le corresponderían para el proceso electoral de 2018, ha relanzado su idea de eliminar del Congreso de la Unión, las curules y escaños plurinominales; para que en vez de ser 500 diputados, sean 300 (de mayoría relativa); y en vez de 128 senadores, sean 96 (64 de mayoría relativa, y 32 por el principio de primera minoría)
No suena mal lo anterior.
Sin embargo, en otras colaboraciones hemos demostrado la utilidad estructural que ofrece la representación proporcional, como forma de elección existente en los sistemas democráticos más avanzados del mundo.
Cuando el PRI hace esta propuesta, no lo hace con una noble causa.
Todo lo contrario.
El propósito encierra un fondo muy perverso, y es aquí donde debemos permanecer alerta.
Hemos sostenido que la representación proporcional se introdujo en los sistemas democráticos del mundo, para contrarrestar los efectos nocivos de la sobrerrepresentación; fenómeno que consiste en el porcentaje de votos totales contrarios al partido triunfador, y que siempre es provocada por la elección de mayoría relativa en los órganos legislativos y parlamentarios.
Ante ello, la elección por representación proporcional (según sus fórmulas de reparto de lugares) permite que a determinado porcentaje de votos obtenido por un partido político (en la elección del congreso), corresponda un porcentaje igual o equivalente en los lugares que tendrá derecho a ocupar en dicho órgano.
De no existir la representación proporcional, se daría una desproporción de lugares obtenidos en relación con el porcentaje de votos reales logrados.
El PRI le ha apostado a su condición, no de partido mayoritario, sino de ser la minoría más numerosa en el escenario electoral, para tratar de ganar el mayor número de curules y escaños posibles, con el menor porcentaje también posible de votación.
En esa condición, le conviene apostarle a un esquema de elección de mayoría relativa en los 300 distritos uninominales para elegir diputados federales, porque sabe que con su voto duro y dividiendo a la oposición podría ganar casi la totalidad de las curules a disputarse.
De no existir la representación proporcional, un partido con las características estructurales y corporativistas que todavía tiene el PRI, puede llevarse más del 50 porciento de los lugares en dicha cámara, con tan sólo un 25 o 30 porciento de la votación total que obtenga dicho partido; lo que equivaldría a una sobrerrepresentación del 20 porciento.
He ahí la verdadera intención de la propuesta de desaparecer la representación proporcional como forma de elección, y que muchos aplauden a rabiar ya sea por ignorancia, o por complacencia.
Por eso debemos insistir sí, en la necesidad de reducir el número total de integrantes en ambas cámaras legislativas; pero siempre que la mitad de sus lugares se elijan por el principio de mayoría, y la otra mitad por el principio de representación proporcional.
Eso sería lo más deseable para el fortalecimiento y la pluralidad de nuestra democracia representativa.
Correo electrónico: anwardavid80@hotmail.com
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