AMLO, ¿la sombra de Colosio?

POLVO DEL CAMINO / Max Avila

2018-05-15

Max Avila

 

* El columnista es autor de las novelas: “Erase un periodista” y “Rinconada, la historia prohibida del maestro Ricardo”, además Premio Nacional de Periodismo 2016

La tarde del 23 de marzo del 94 en “Lomas Taurinas”, Colosio fue literalmente aprisionado por sus simpatizantes facilitando su muerte a manos de Mario Aburto. Sea que entre el “mar de gente” la seguridad personal del candidato presidencial, muy escasa por cierto, quedó nulificada.

Después supimos de varios descuidos como realizar el evento en un terreno irregular de salida-entrada única donde los vehículos de campaña quedaron lejos del escenario principal. Inexplicable además que no existieran ambulancias disponibles como se supone en esta clase de concentraciones y con mayor razón tratándose del personaje en cuestión y lo que estaba en juego.

Valioso tiempo se perdió porque no hubo forma de trasladar con rapidez al herido al hospital más cercano.

En aquel tiempo las oligarquías financiera y política no percibían amenaza, quizá suponían algunas reformas impulsadas por Colosio en llegando a la presidencia, sin mayor riesgo para el sistema.

De manera que no habría razones para temer por su vida cuando lo más trascendente fue el discurso de aniversario del PRI en el monumento a la Revolución que fortalecería su liderazgo y decisión de mejorar la impartición de justicia social.

Las especulaciones fueron en sentido de que Salinas de Gortari se sintió agraviado y pudo ser motivo para armar la mano asesina, lo cual jamás se comprobó.

Han transcurrido 24 años y la república está nerviosa por lo que pueda suceder de aquí al primero de julio, incluso al día de la toma de posesión del presidente electo.

Por ello no extraña que este lunes en Tamazunchale López Obrador haya pedido a sus partidarios que “no lo apachurren”, sino lo cuiden para cumplir la promesa de no utilizar guardia especial en su seguridad personal.

AMLO no cuenta con “guaruras” porque “proclama la justicia y por ello el pueblo será quien lo cuide”, lo ha dicho una y otra vez y sin embargo existe temor de un atentado. Las escenas de los últimos mítines son inquietantes porque dada la cantidad de partidarios que lo abruman queda a expensas de alguien que en verdad pretenda hacerle daño.

Así se observó a Colosio la tarde trágica de “Lomas Taurinas” en Tijuana y no deseamos que algo parecido llegara a suceder por el bien de la república al margen del político que se trate. En este caso de López Obrador por obvias y sobradas razones.

                                      EL VOTO MAGISTERIAL

En el medio oficial labora un aproximado al millón de maestros, cada uno con  influencia en su entorno más próximo, es decir, la familia y en cierta medida en la de sus alumnos y vecinos, lo cual significa buen porcentaje de votos.

Por ello los candidatos presidenciales voltean a considerar el potencial que el magisterio representa. ¿A cuál de ellos se inclinará su voto?.

No será a Meade quien se aferra mantener la reforma educativa con todas sus consecuencias. La mayor parte de alto perjuicio para quienes ejercen el apostolado de enseñar.

En lo que parece una contradicción este 15 de mayo el ex secretario prometió mayores salarios y “una vida digna” al gremio, lo cual es imposible en las condiciones actuales.

Los maestros no pueden olvidar que como titular de Hacienda Meade canceló plazas y prestaciones, además eliminó pensiones y jubilaciones. Para decirlo pronto, con su firma el abanderado tricolor terminó con las esperanzas de un millón de maestros y sus familias. 

Por su parte Anaya sostiene que la “reforma” es buena y con algunas adecuaciones funcionará. Meade y el panista coinciden como partidarios que son de imponer la globalización aun en los escenarios más pobres y olvidados.

En cuanto a AMLO ya sabemos que es quien mejores expectativas ofrece al millón de maestros que con sus familias ahora navegan entre la incertidumbre y la desconfianza. Ahí deduzca para quién va el voto magisterial.

SUCEDE QUE

Una pregunta común es relativa a lo que pasará después del primero de julio si es que López Obrador triunfa. ¿Seremos testigos del éxodo de familias incapaces de vivir en un régimen diferente al acostumbrado cual sucedió tras la caída de Porfirio Díaz?. Sin duda.

 Desde luego no habrá cambios inmediatos, sin embargo se percibirá otro ánimo social. Y es que el arribo de los pobres al poder no es asunto menor. 

Sería una especie de revancha aunque no se quiera reconocer como tal. En este aspecto los sociólogos encontrarán un campo fértil en el México cuya transformación iría en serio aunque quién sabe hasta dónde y por cuánto tiempo.

¿Se trata de la nación reinventada por los nuevos mexicas o solo sueño pasajero?...Este es el misterio.

Y hasta la próxima.

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