Tapar un agujero…

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2019-10-20

Ahora que está en el aire el argumento de la miscelánea fiscal y los presupuestos para el año 2020, diputados y senadores estudian formas de manejo que permitan al señor Obrador pagar las dádivas que ha prometido a casi todos, con un argumento débil: “primero los pobres”

Siempre hemos sido de la idea de que todo mundo debemos pagar impuestos sea cual sea el giro, actividad o negocio que pudiéramos realizar: nadie debe quedar exento, y cuando decimos nadie, es porque cualquier mexicano debe contribuir con la autoridad, claro, a cambio de que ésta haga un trabajo competente en cuanto a prestación de servicios.

18 millones de propietarios de automóviles están a punto de ver cristalizado su sueño: regularizar sus vehículos conocidos popularmente como “chocolates”, ya que es un punto importante que se discute en el Senado.

¿Cómo ver esta noticia? ¿ayuda o perjudica?

Se quejaron los distribuidores de automóviles y armadoras, de la deslealtad oficial al ser permisivos con tanta gente que ha ingresado vehículos ilegales, convertirlos en un ataúd rodante por la forma en que conduce la gente que aspira a muchos de éstos, y sobrepoblando nuestras calles con gente que no tiene idea de un reglamento de tránsito. Todo se juntó, y para muchos, es una acción desleal hacia quien siempre ha invertido en el país.

Muchos de estos propietarios se defienden y argumentan necesidad de traslado para infringir una serie de leyes; por otra parte, es positivo el hecho de que dejen de servirse las organizaciones “populares” que han hecho de los chocolates un jugosísimo negocio, y también el hecho de que, si se ajusta la ley, se les puede someter a circular con placas oficiales, legales, y tener un verdadero padrón de vehículos.

Claro, siempre y cuando la autoridad ya no permita que se circule ni con placas vencidas, ni con placas americanas o sin placas, sino como lo exige la ley.

Se podría hacer cumplir la ley y orillarlos a que circulen con su correspondiente seguro de daños a terceros, lo que tranquilizaría a miles de automovilistas que se juegan su patrimonio ante la embestida de los “chocolates” en la forma que se ha permitido

Recordamos que han sido muchos años los que se han dedicado grupo sociales a gestionar, aunque ha sido para beneficio propio. Aquí lo que convendrá es establecer mecanismos de registro y recolección de dinero por impuestos, y ganaríamos todos… menos los armadores, claro, porque siempre hay quien sale perjudicado en alguna acción oficial.

Suponeos que es buena noticia ante el tamaño del problema: son, como dijimos antes, 18 millones aproximadamente, de unidades que han ingresado en forma ilegal, o al menos la estimación, porque, a decir verdad, vemos que a diario llegan más, algunas ya chatarras, pero ahí andan circulando y contaminando.

Habrá que ver en qué términos surge la correspondiente iniciativa, y la forma en que se pueda ajustar: es necesario, si se autoriza esta regularización, que se imponga la energía y autoridad oficial para que todos, sin excepción, circulen en forma adecuada y dentro de la legalidad.

Es hora de tomar el problema de frente, involucrar a los gobiernos estatales para que este asunto genere ingresos y se traduzca en obras, y que los ayuntamientos hagan, a través de sus departamentos o direcciones de tránsito, cumplir la ley. 

Y quien diga que no es justo, que son coches baratos, que siempre afectan a la gente más pobre, que recuerde que los bienes y servicios del gobierno nos benefician -o perjudican según el caso- a todos, y lo más justo es que todos paguemos impuestos. Siempre y cuando veamos que se invierten honradamente.

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