Encuentro

ENFOQUE / Salomón Beltrán Caballero

2020-03-24

Salomón Beltrán Caballero

Y cuando por fin detuve mi rápido andar, cansado me senté en mi soledad, mis ojos miraban al infinito, y el infinito se encontraba en mi interior, entonces me percaté que lo que estaba contemplando era el universo, o al menos, era parte de él, todo está tan callado o tal vez, haya demasiados sonidos, pero, lo que los hace imperceptibles es el hecho de que están en una exquisita armonía, misma, que para escucharla es necesario estar en sintonía con aquel espacio inmenso que se mueve de manera igualmente imperceptible, pero se mueve.

¿Estoy acaso reducido a la nada? Soy fino polvo esparcido en aquel inmenso espacio, buscando el justo acomodo; éste vendrá por sí sólo, no habrá quién me indique lo que me corresponde, es este lugar no hay jueces, no necesito que me juzguen, me absuelvan o me condenen por mi dual naturaleza, soy materia y espíritu; la parte material es sólo la superficie que protege la esencia divina que me mueve, y sufrirá con cada golpe propinado por la ignorancia; el dolor es la respuesta a todo sufrimiento y llega a la materia por la energía que libera el odio, la venganza, la ira, generadados todos por la indiferencia, los celos, la envidia y el egoísmo, generados estos por la falta de comprensión del verdadero significado del amor.

Estoy aquí mi Señor, donde quieres que esté, me conduces a tu encuentro para liberarme del dolor que mortifica al cuerpo, para limpiar mi mente de pensamientos negativos, para significar el único objetivo que debe de regir mi vida, y me lo dices nuevamente para que lo entienda, que no soy un generador de dolor al prójimo, sino un proveedor de amor al mismo; que no estoy exento de sufrir, porque también soy materia, pero el dolor ha de ser un recordatorio para no olvidar lo que soy y cuál es mi misión en la tierra.

“Cuándo te sientas sólo e incomprendido háblame, cuándo estés desesperado búscame, cuándo quieras ser amado abrázame; yo conozco a mis ovejas y mis ovejas me conocen a mí, yo te conduciré a mi encuentro y sanaré tus heridas, te haré sentir mi infinita misericordia, te reconfortaré con mis palabras, pero sobre todo te llenaré de amor, para que seas fuente de amor para tu prójimo”

Nadie es perfecto sólo Dios, no permitas que nadie, ni nada te separe del Padre.

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