¿Deserción? ¿Titulación? Panorama de la Generación 2003.3 de la UAT

Columna Invitada / Gloria Trigos Reynoso

2020-11-09

Gloria Trigos Reynoso

La inquietud por conocer más de cerca los datos correspondientes a eficiencia terminal de una generación original y específicamente, lo relativo a la titulación, me ha llevado a realizar esta actividad que ha resultado ser tan extenuante como interesante. Lo primero, debido a la falta de sistematización de la información obtenida para su análisis y, lo segundo, por la identificación de áreas de oportunidad en torno a egresados y a desertores.

En principio, cabe señalar que la generación en estudio consta de 6510 alumnos que ingresaron por vez primera a la Universidad Autónoma de Tamaulipas (UAT), a los niveles de licenciatura y técnico superior o profesional asociado, en agosto del año 2003. 

Son varias las transiciones del seguimiento generacional que aborda el análisis, no obstante, se tiene especial interés en la etapa de cierre o culminación de los estudios. Averiguar cuántos años permanece activa una generación y conocer su comportamiento, era algo que me atraía grandemente. Ahora, ambos temas se han abordado en alguna medida, brindando resultados que seguramente invitarán a continuar su estudio.

A continuación, se describe el proceso seguido dando a conocer datos propios de esta generación que permiten ir dibujando el recorrido realizado por los alumnos.

La pregunta inicialmente planteada fue ¿cómo puedo acercarme a conocer las características generales y académicas de la población estudiantil de los niveles de Licenciatura y Técnico Superior Universitario, de la Universidad Autónoma de Tamaulipas?

Para responder a ella, contemplé las siguientes alternativas:  

  •  Seleccionar una muestra y realizar entrevistas.
  •  Seleccionar una Facultad o Unidad Académica.
  •  Seleccionar un área de conocimiento.
  •  Seleccionar una misma carrera, ofrecida en varias Facultades o Unidades Académicas.
  •  Diseñar una base datos de una generación original, de nuevo ingreso a la Universidad.

Después de analizar detenidamente cada una, me incliné por la última de ellas ya que aspiraba a contar con una visión amplia del comportamiento de una generación de la Universidad y, cualquiera del resto de las opciones, implicaba trabajar y conocer sólo una muestra de la población estudiantil lo que quizá hubiera sido más práctico o cómodo, pero no suficiente para mi propósito.

Con esa decisión tomada, se solicitó al área administrativa correspondiente, la información de una generación que se considerara que sus alumnos ya habían egresado o desertado y por ello se podría apreciar claramente el comportamiento académico que hubieran tenido durante su vigencia. Se obtuvo así, la información de la generación 2003.3 con 6744 alumnos. 

Con el propósito de unificar los datos de entrada se realizó un proceso de depuración de la información mediante el cual se descartaron 234 casos por no corresponder a los criterios establecidos, como por ejemplo contar con alguna revalidación de estudios previos o que en ese momento se estuvieran inscribiendo a una segunda carrera. Por esa razón, el número inicial se redujo a 6510.

Además, fue necesario definir que en los casos de alumnos que cursaron más de una carrera a la vez o que durante ese tiempo se dieron la oportunidad de iniciar otra que no concluyeron, se debía tomar en cuenta sólo la carrera concluida.

Posteriormente, se procedió a la complementación de datos de los alumnos como la CURP, tipos de examen, cédula profesional y otros que se consideraron de interés para el estudio.

Una vez construida y validada la base de datos, se procedió a su análisis, lo que nos permitió conocer algunas características de dicha generación, que a continuación se señalan:  

Datos Generales.

  •  La generación 2003.3 estuvo integrada por 3460 mujeres y 3050 hombres.
  • El grupo de edad predominante es el de 18 a 24 años, observándose un buen número de alumnos menores de 18 años (11.1%) y alrededor de 100 estudiantes mayores de 30 años.
  • 5804 son solteros, 235 casados identificando algunos casos de divorcio y unión libre. 462 no registran datos.
  • 5917 alumnos no tuvieron alguna beca durante sus estudios
  • 592 fueron becarios de diferentes programas: 10 del Verano de la Investigación Científica, uno de Oportunidades, 557 del PRONABES, 20 de Oportunidades y PRONABES, 4 del Verano de la Investigación Científica y PRONABES alcanzando un 9.09% de cobertura de la población estudiantil.
  • La población estudiantil procede de 28 diferentes estados de la República Mexicana, teniendo mayor presencia los originarios de Tamaulipas, Veracruz, San Luis Potosí e Hidalgo.

Permanencia.

  • En los alumnos originarios de Tamaulipas se observa una movilidad entre carreras y facultades del 11.24%, le sigue San Luis Potosí con 6.81%, Hidalgo con 5.21%, y Veracruz con 4.92%. En los del resto de los estados, la movilidad es muy baja y, en la mayoría, nula.
  • Las diez carreras con mayor matrícula, en orden descendente, son: Contador Público, Licenciado en Derecho, Ingeniero en Sistemas Computacionales, Licenciado en Psicología, Licenciado en Administración, Licenciado en Comercio Exterior, Licenciado en Enfermería, Licenciado en Informática, Médico Cirujano e Ingeniero Industrial.
  • Al iniciar sus estudios estuvieron inscritos 6435 en el nivel licenciatura y 165 en el nivel técnico superior o profesional asociado. Estas cantidades variaron al observar su última inscripción, en licenciatura continuaron sólo 6311 y en el nivel técnico superior, se incrementó a 199. 
  • Asimismo, al inicio de sus estudios sólo estaban vigentes dos modelos o planes académicos: el Tradicional, en el cual quedaron inscritos 139 alumnos y el Plan Misión XXI que cursaron 6371 alumnos. Al concluir sus estudios se observa que muchos habían transitado a otros planes: 129 seguían en el Tradicional, 5944 en Misión XXI, 430 en Millenium III, 1 en Competencias y 6 en Generación del Conocimiento. Es decir, el rezago ocasionado por reprobación o discontinuidad en los estudios, propiciaron que los alumnos se incorporaran a modelos académicos distintos al que iniciaron.
  • 3087 estudiantes obtuvieron promedios entre 8.00 y 10.00; 2313 entre 6.00 y 7.99; y, 1110 promedio reprobatorio.
  • El tiempo de estudio oscila entre medio año y diecisiete años y medio, encontrándose el mayor número entre cuatro y cinco años, que es el tiempo promedio para cursar una carrera de licenciatura.
  • Tres alumnos se encuentran inscritos actualmente, ya que reingresaron después de varios años para continuar sus estudios que por alguna razón habían interrumpido. Con este dato se confirma, lo que en otro estudio se había detectado en cuanto a que, las generaciones siguen activas por más de 16 años. Los casos de referencia tienen 17 años y medio hasta este periodo escolar.

Deserción.

  • 1579 causaron baja voluntaria y 531 baja por sistema (por oportunidades de examen o por inscripción), dando un total de 2110 equivalente a un 32.41% de deserción.
  • De los alumnos que abandonaron sus estudios se observa que un 73.88% no cambió de facultad ni de carrera y un 26.12% sí lo hizo.
  • 288 alumnos que abandonaron sus estudios en la UAT, lo que representa un 13.65% de la deserción total, obtuvieron su cédula profesional en otras Instituciones de Educación Superior, 78 en el sistema de educación público (Normales, UPN, Tecnológicos) y 210 en el privado, cursando en algunos casos, la misma carrera iniciada en la UAT y realizando, además, estudios de especialidad y maestría. 
  • De los 288 alumnos que se titularon en otras IES, 178 causaron baja voluntaria, 74 baja por sistema, 35 egresaron de alguna carrera de la UAT, pero no se titularon, y uno más se encuentra estudiando nuevamente, no obstante haber obtenido una cédula profesional en otra institución durante el tiempo que no estudió en la Universidad. 
  • El mayor número de casos con titulación en otras instituciones educativas se presenta en la zona sur de la Universidad.

Egreso.

  • 3356 alumnos tuvieron egreso oportuno y 1041 egreso con rezago, dando un total de 4397 que equivale a una eficiencia terminal de 67.54%.
  • Mientras el 90.63% de los egresados cursó sólo la carrera a la que se inscribió desde su ingreso a la Universidad, el 9.37% presentó cambio de facultad, de carrera y, de facultad y carrera.
  • Con relación al egreso oportuno, se detecta la existencia de una relación altamente significativa a favor de los alumnos que contaron con la beca PRONABES, no encontrando esta relación en lo que respecta al egreso con rezago. Este dato fortalece el resultado obtenido respecto a uno de los beneficios de los programas becarios que es el de contribuir a un mayor egreso y en este caso, al egreso oportuno.
  • Las Facultades del área de la salud registran un egreso hasta del 89.20% mientras que las Facultades de las áreas de ciencias sociales y ciencias exactas, apenas llegan al 57.60%.

 

Titulación.

  • 3132 de 4397 egresados cuentan con cédula de Licenciatura y/o de Técnico Superior de la UAT, lo que equivale a un 71.23% de titulación y un 28.77% sin titular, de los alumnos que concluyeron totalmente sus estudios.
  • 324 egresados han realizado estudios de posgrado: 140, especialidad; 193, maestría; siete, doctorado; y, uno, posdoctorado, logrando en algunos casos hasta cuatro cédulas profesionales de distinto nivel de estudios.

 

Algunas reflexiones:

Conocer con esta claridad y objetividad la generación en estudio, me permite reconocer que las condiciones, no siempre favorables, que viven las personas que aspiran a superarse, los inducen a ir modificando sus expectativas. 

Resulta muy interesante saber que en la población estudiantil coexisten múltiples culturas que en su interacción cotidiana enriquecen la formación recibida, más allá de los contenidos oficiales establecidos.

Observar que los alumnos originarios de otros estados presentan menos cambio de facultad y carrera que los del mismo estado, hace suponer que sus convicciones y vocación profesional están bien definidas amén de que están conscientes del reto que implica dejar sus hogares para ir con actitud firme y decidida en pos de sus aspiraciones, a diferencia, tal vez, de los que permanecen en la comodidad de su casa o cerca de casa.

Un área de oportunidad que nos brindan los resultados obtenidos sobre titulación consiste en buscar la forma de que los egresados se titulen en un lapso no mayor de dos años. No se trata sólo de reducir el tiempo de entrega del título y cédula correspondientes, sino de lograr que los egresados, mediante la opción más adecuada para ellos, reúnan los requisitos para poder tramitar esos documentos. En esta generación 2003.3, se observa que un 28.77% de los egresados no ha realizado trámite de su título profesional, lo que equivale a que en el mercado laboral se reduzcan sus posibilidades de contar con un trabajo mejor remunerado ya que en los lugares que se requiere comprobar la formación académica, el certificado de materias no suple totalmente ese requisito, dejándolos en condiciones de desventaja laboral.

Por otra parte, causa extrañeza saber que un buen número de egresados de la UAT no se titularon de la carrera cursada en la misma, sin embargo, cursaron y se titularon de una carrera distinta en otra institución educativa. ¿Esto sugiere, quizá, que su primera carrera la estudiaron por algún tipo de presión, no por convicción personal?

Algo parecido sucede con alumnos que egresaron de una carrera de Técnico Superior o Profesional Asociado, algunos se titularon y otros no lo hicieron. Sin embargo, como algo interesante, se observa que realizaron estudios de licenciatura en otras instituciones de educación superior titulándose de ese nivel de estudios, en todos los casos. 

Valdría la pena profundizar en el conocimiento de las causas que motivan a los alumnos a cambiar de una institución a otra para realizar estudios en el mismo nivel de estudios y en no pocos casos, en la misma carrera. Ellos no abandonan sus estudios, siguen siendo parte del sistema educativo, sólo cambian de institución para lograr su meta.

Esta práctica o tendencia llama la atención particularmente en los alumnos que abandonaron sus estudios en la UAT de manera voluntaria, es decir, los que académica y administrativamente no tenían ningún problema para continuar estudiando en ella. Y llama la atención debido a que 125 de los 178 (70.22%) de este grupo, ingresaron a una institución privada, lo que permite suponer que la decisión de abandonar la UAT no fue atribuible a razones económicas, sino a otras causas que sería muy interesante conocer para tomar las medidas que resulten pertinentes con el propósito de retener a nuestros alumnos.

Estos datos sugieren la necesidad de trabajar con alto interés investigativo, el tema de la retención de estudiantes desde distintas perspectivas.

Probablemente encontremos entre las causas de abandono que los alumnos aspiran a un mejor ambiente en los estudios, incluyendo calidad o tal vez, ven la facilidad de conseguir un título de estudios superiores en instituciones menos reconocidas. No importando cuáles sean las causas, se deben conocer con claridad y hacer algo para evitar que se siga presentando ese abandono.

Derivadas de las reflexiones anteriores, se sugieren las siguientes recomendaciones

  • Mejorar el Sistema de Información Académica y Administrativa, como insumo para fomentar la investigación educativa y la producción académica original.
  • Integrar un equipo multidisciplinario institucional para analizar desde sus diferentes ópticas el fenómeno educativo desde la diversidad presente en la población estudiantil.
  • Construir bases de datos, de cuando menos, una generación original de nuevo ingreso de cada uno de los cinco modelos académicos que han existido en la Universidad, a efectos de realizar análisis e identificar fortalezas y debilidades, para, mediante estudio longitudinal:
  1. Conocer el perfil de cada generación en estudio.
  2. Analizar las transiciones: ingreso, permanencia, egreso, titulación, inserción laboral.
  3. Identificar tendencias o patrones de comportamiento académico.
  4. Realizar propuestas de reforma, con base en datos estadísticos contundentes.
  5. Elaborar programas específicos de intervención educativa.
  6. Definir un modelo académico único que se fortalezca permanentemente con las buenas prácticas detectadas en el análisis de los diferentes modelos, evitando con ello cambios de nombre por generación, como se ha venido haciendo en los últimos 20 años. 
  • Complementar los resultados obtenidos del análisis de las bases de datos con información cualitativa, obtenida mediante acercamiento con el alumno a través de entrevistas, talleres u otros medios.
  • Hacer partícipes a los profesores, de los resultados de los estudios realizados para que formen parte activa de las estrategias de retención, lo mismo que los diferentes actores universitarios. Esto es, impulsar la formación de una cultura institucional en ese sentido.
  • Incorporar a los alumnos a actividades institucionales, no sólo escolares, para cultivar y fortalecer su sentimiento de identidad y evitar, o al menos disminuir con ello, la deserción.
  • Realizar estudios sobre el tema de la retención estudiantil para proponer medidas institucionales al respecto.
  • Vigilar y facilitar el proceso de titulación de los egresados.

Sin duda, este somero análisis realizado a una generación original de estudiantes universitarios nos presenta claramente temáticas que han sido poco exploradas y brinda la certeza de que, mediante análisis más profundo, se lograrían identificar muchas más.

Sin embargo, consideré necesario ofrecer una muestra de lo más relevante que se ha identificado, para dejar la invitación a colaborar y enriquecer actividades de esta naturaleza que abonan al desarrollo institucional con equilibrio y armonía, reconociendo nuestras posibilidades y limitaciones, siendo realistas pero también persiguiendo utopías, valorando la tradición, lo esencial e irrenunciable, porque ha funcionado y sigue funcionando, con apertura a lo nuevo, sin perder la capacidad de asombro porque la vida siempre es nueva y distinta, sin olvidar fortalecer relaciones profundas con los demás, con los otros, con los distintos, con los olvidados.

 

Dra. Gloria Esther Trigos Reynoso

Dirección de Información Académica y Administrativa

Universidad Autónoma de Tamaulipas

 

Nota: Agradezco a los Lics. Orien Agustín De la Torre Martínez y Dulce Maleny García Lara su apoyo en la depuración y complementación de los datos.

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