Programas compensatorios en educación pública
CIENCIA Y SOCIEDAD / Felipe Eduardo San Martín González
2024-08-18
CIENCIA Y SOCIEDAD / Felipe Eduardo San Martín González
2024-08-18
Compensar: “Dar algo u otorgar un beneficio a alguien en resarcimiento del daño, perjuicio o disgusto que se ha causado. Diccionario de la Lengua Española”.
Los programas compensatorios de la Secretaría de Educación Pública (SEP) buscan reducir el rezago educativo en los ámbitos urbano pobre, rural e indígena donde viven poblaciones con altos grados de marginalidad y pobreza. La SEP despliega dos programas compensatorios importantes en todo el territorio mediante dos organismos descentralizados de la administración pública: El Consejo Nacional de Fomento Educativo (CONAFE) diseminado en coordinaciones estatales de sostenimiento federal y el Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA) actualmente federalizado en institutos locales sostenidos financieramente por el gobierno federal y los estatales, abrogándose el primero la normatividad.
El CONAFE se fundó el 11 de septiembre de 1971 con el fin de garantizar el acceso a la educación básica de niñas y niños de las comunidades de alta y muy alta marginación del país, en las cuales no era posible contar con un servicio educativo regular de la SEP. A casi 53 años de su fundación aún existen centros para la educación inicial y básica del CONAFE en alrededor de 36 mil comunidades rurales donde se habilitan jóvenes con bachillerato terminado o estudiando la licenciatura como instructores que imparten educación inicial y/o básica con una beca de 7 mil pesos mensuales, jornadas laborales de 6 a 8 horas, enseñando educación inicial y básica (que de todos es sabido debe formar ciudadanía) con un singular método pedagógico denominado Relación Tutora, donde el alumno decide qué aprender, los libros de texto gratuitos se usan poco pues son sustituidos por volúmenes que contienen lecturas diversas sobre tópicos sin ligazón temática, textos elaborados por personal del mismo Consejo con escasa preparación y experiencia para tal cometido. Es de destacarse que la Relación Tutora ha sido implantada en las coordinaciones territoriales del Consejo a manera de una religión cuyo sumo sacerdote es el director general y sus apóstoles son los directores de educación comunitaria e inclusión social, y el de operación territorial.
El Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA, Programme for International Student Assessment, en inglés) contribuye a evaluar de forma sistemática lo que los jóvenes saben y son capaces de hacer al finalizar su Educación Secundaria Obligatoria en más de 80 países del mundo. PISA aplicada en 2022 arrojó que México obtuvo 126 puntos menos que Japón, el país mejor evaluado y solo seis puntos separaron a nuestro país de Colombia, el último lugar de los países miembros de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE). México resultó el tercer país peor evaluado en Matemáticas y Comprensión Lectora y con el peor puntaje en Ciencia.
Sin esclarecer los resultados obtenidos por los estudiantes del CONAFE, la SEP en su Tarjeta Informativa Número 11 (1) consideró los resultados arriba consignados se deben en primer lugar a las difíciles condiciones para educar durante la pandemia del COVID-19, argumentando también que “las pruebas internacionales estandarizadas no consideran las condiciones reales en las que se desarrolla el trabajo docente, así como los procesos situados de la enseñanza y los aprendizajes en las aulas de los distintos países”.
Los resultados en 2014 del CONAFE se destacan como los más graves entre los resultados del Sistema Educativo Mexicano en su conjunto. El abandono escolar de 13.73% de los estudiantes de las primarias comunitarias superó, gravemente, el indicador de abandono en este nivel a escala nacional (0.8%), además, “los resultados de los 113 393 alumnos del Consejo en primaria (0.8% del total inscritos) fueron los más bajos entre las modalidades educativas que atienden este nivel durante los últimos años” (2).
Los resultados contravienen fehacientemente lo que marca el Artículo Tercero de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos el sentido de que todos los estudiantes tienen derecho a una educación de calidad y equitativa.
Para atemperar los tan magros resultados obtenidos por el CONAFE a través de su historia, se han adelantado soluciones tan diversas que unas mueven a la reflexión y otras a la hilaridad. No obstante, todas se inscriben en el statusque prevalece: el seguir enseñando con jóvenes escasamente preparados. En este sentido, una aproximación a la solución de ese problema es la de Carolina Viggiano (3), directora durante un tramo de la administración del presidente Enrique Peña, cuando concluye “sobre la necesidad de impulsar una mayor certificación de promotores de Educación Inicial y Básica a nivel nacional para elevar la calidad educativa en congruencia con el planteamiento de la reforma educativa”. Viggiano, con las verdades a medias que caracterizan a los políticos demagógicos, evade la solución de fondo, dejándola en una supuesta “certificación” sin abundar en qué consistiría y quién la llevaría a cabo. Por otro lado, Urrutia De La Torre (2) postula que “una mejora muy significativa del CONAFE consistiría en que los aspirantes que no obtienen plazas vía los exámenes de oposición que aplican las entidades federativas desde 2008 fueran contratados por el Consejo en lugar de sus actuales figuras educativas”. Con lo que estoy parcialmente de acuerdo.
El 31 de agosto de 1981 se publicó el decreto presidencial que dio origen al Instituto Nacional para la Educación de los Adultos (INEA), con el objetivo principal de abatir el rezago en alfabetización, primaria y secundaria de los adultos mayores de 15 años.
Cuando escribo esto e independientemente de los modelos y estrategias aplicados en el INEA para enseñar, según el Instituto Nacional de Geografía y Estadística poco más de 28 millones de personas mayores de 15 años persisten en rezago educativo, es decir, no han concluido su educación primaria o secundaria. De ellos, 4.3 millones no sabe leer ni escribir, lo que representa 4.5 por ciento de la población de este grupo etario.
Con más de 40 años operando, está claro que ambos programas compensatorios han fracasado. Argumentando insuficiencia presupuestal por parte de la SEP, tanto en el CONAFE como en el INEA se han habilitado instructores sin la preparación adecuada que enseñan en condiciones materiales muy complicadas, por tanto, ambos organismos públicos descentralizados deben dejar atrás ese intento de abatir el rezago educativo en adultos y otorgar educación de calidad a discentes del medio rural y urbano pobre con las históricas restricciones presupuestales y pedagógicas, por uno que ofrezca la mejor educación a los alumnos contratando para ello profesionales de la educación, con lo que ello implica: aumentar el presupuesto en forma sustantiva a las dos instituciones, definir un esquema de contratación que asegure experiencia y pertinencia formativa de los docentes, construir espacios educativos adecuados, dejarse de experimentos pedagógicos con impresos de dudosa calidad (que las más de las veces son gran negocio de funcionarios de la educación y empresas editoriales) utilizando los libros de texto gratuitos y materiales elaborados por profesionales publicados por la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos (CONALITEG), y crear la carrera de Educador Comunitario en las escuelas normales del país, y posgrados afines en la Universidad Pedagógica y otras instituciones de educación superior y posgrado dedicadas a la capacitación y superación del magisterio.
Tratar de abatir el rezago educativo con el rezago mismo implica continuar sin saldar la deuda histórica que el estado mexicano le debe a millones de mexicanos.
1 https://www.gob.mx/sep/es/articulos/tarjeta-informativa-11
2 https://www.cee.edu.mx/rlee/revista/r2011-2020/r_texto/t_2014_1_03.pdf
3 Viggiano, A. C. 2013. La Tarea del CONAFE Frente al Desafío del Sector Educativo
Nacional, México, SEP/CONAFE.
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