Las mil y una anécdotas

ENFOQUE / Salomón Beltrán Caballero

2024-11-29

Salomón Beltrán Caballero

Pocos días antes de que mis nietos Sebastián y Emiliano se fueran a estudiar a otras ciudades platicaron conmigo, cada uno en su momento; recuerdo que el primero con mucha seguridad dijo: me voy de aquí, porque he analizado la situación socioeconómica local y veo muy pocas posibilidades de cumplir mis sueños profesionales, y con ellos, la oportunidad de un desarrollo sustentable de mi economía;  por su parte Emiliano comentó: es necesario que me vaya, pues si me quedo aquí, me estancaré y la verdad me gustaría ya no depender económicamente de nadie, sé que tengo que esforzarme mucho, pero confío en mi fortaleza física y mental como para ir construyendo el futuro que quiero. Ambos me pedían opinión sobre sus planes, me tomé unos minutos para responderles, porque, de entrada, sentí que me estaba ganando un sentimiento egoísta de apego emocional con ambos, pues siendo mis nietos mayores, convivimos por muchos años, y más allá del dicho sobre el querer, creció entre nosotros un fuerte lazo de amor; así es que, de primera intensión, sólo le pregunté en su momento a ambos: ¿Es eso lo que realmente deseas? Ellos no contestaron de inmediato, pero a su manera me dieron a entender que lo dicho era un hecho. Casualmente, después de decir lo anterior, cada uno en su momento, me preguntó: ¿Cómo le hiciste tú para tomar la decisión de irte a estudiar fuera de ciudad Victoria? A mí, como a ustedes, me empujaron las circunstancias. En su momento, ambos se quedaron asombrados por mi respuesta y repusieron: ¿Acaso no fue decisión tuya? Les respondí: aunque ustedes no lo perciban de la misma manera, les puedo asegurar que también fueron empujados por las circunstancias, a tomar la decisión de marcharse fuera de lo que consideraron su hogar, yo jamás quise abandonar mi hogar y con ello a la familia. Ellos respondieron, cada uno en su momento: Pero abuelo, tal vez tu respuesta fue de esa manera porque viviste otro tiempo, ahora la situación es diferente. Les respondí: Desde mi muy particular punto de vista, les puedo asegurar, que para empezar, el tiempo es el mismo, las circunstancias son las que cambian y los cambios son originados por nosotros mismos, llamémonos personas, familia o sociedad; muchas veces en el partir se esconde una necesidad ya sea de huida o de alejamiento, de aquello que nos ha hecho sufrir o nos hace sufrir, otras veces, nos marchamos buscando encontrar una verdad, porque estamos tan confundidos por lo que hemos experimentado antes, que vivimos estresados todo el tiempo y necesitamos encontrar respuestas en otras latitudes y con otras personas.

Habremos de vivir muchos otros momentos, pero al final, nos daremos cuenta que nunca nos quisimos alejar de todas las personas que amamos, y que la verdad que buscamos, siempre estuvo con nosotros, sólo nos faltó dejar hablar al corazón y no a la mente.

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