¡Una flor de tu jardín!
DESDE EL RETIRO / Liborio Méndez Zúñiga
2024-12-11
DESDE EL RETIRO / Liborio Méndez Zúñiga
2024-12-11
El tema lo puso de relieve la bulla, titular del CONHACYT, pero ya no está, “qué dolor, qué dolor, qué pena, ¡quién sabe si el jardín florecerá! Sea como fuere, Tamaulipas se sube al barco de la sustentabilidad y está en marcha el proyecto de una pretendida red estatal de jardines etnobiológicos con los auspicios del gobierno federal y estatal. Vea usted la información en el COTACYT.
Recordemos por cierto que el jardín victorense Anacahuita tuvo auspicios del ingeniero Américo Villarreal Guerra y su señora esposa, doña Beatriz Anaya, con la cesión del terreno en comodato a 100 años. Recientemente el CONAHCYT firmó un convenio de colaboración con la UAT para arrancar el proyecto “Jardín Etnobiológico Anacahuita, base para el establecimiento de una red de espacios destinados al rescate, educación y conservación biocultural de Tamaulipas” a cargo del Dr. Arturo Mora Olivo. Esta propuesta también empujada por el titular del COTACYT, reconoce el valor de las colecciones biológicas como la del herbario de Tamaulipas Dr. Francisco González Medrano, y su actual curador el Dr. Mora, por cierto, miembro del Sistema Nacional de Investigadores y de la Academia Mexicana de Ciencias.
La iniciativa tiene como objetivo crear una red estatal de al menos unos cuatro o cinco jardines participantes en la convocatoria nacional, reconociendo el Anacahuita como jardín etnobiológico propuesto como pivote, para promover en otros municipios tamaulipecos sumarse con el proyecto de rescate y conservación de la biodiversidad e incluso lenguas indígenas como propuesta biocultural.
Lo anterior viene a cuento porque el proyecto se ha presentado ya en varios municipios y el domingo 9 de los Corrientes llegó a Gómez Farías, Tamaulipas. Vistos los objetivos del proyecto, este escribidor en principio celebra la iniciativa que atiende un vacío institucional sobre la etnología, ya que la oferta de carreras sobre antropología y sociobiología en el estado es prácticamente nula, y por ello el proyecto en comento es un garbanzo de a libra en materia biocultural.
Ciertamente, algunos biólogos y agrónomos han hecho estudios cercanos a los habitantes rurales, sobre todo en El Cielo, pero no han tenido el eco y el impacto deseado, aun cuando el libro Historia Natural de la Reserva de la Biosfera es un aporte y soporte invaluable para el proyecto mencionado de la Red Nacional de Jardines Etnobiológicos (RENAJEB). En Jaumave, Llera, Gómez Farías y Ocampo ya se tiene una experiencia de más de 50 años de estudios y contacto con las comunidades, pero los conceptos patio, jardín, huerto, solar y relicto, no han formado parte de los proyectos institucionales ni del Plan de Manejo de El Cielo, no obstante, el trabajo de investigadores y promotores culturales locales y externos, y también el esfuerzo de organizaciones no gubernamentales.
Que la gente conviva con plantas y animales se da por descontado, pero cualquier espacio de jardín implica conocimiento y manejo para aprovechar racionalmente las especies en sus diversos usos, incluso el espiritual, es decir, tanto flora como fauna forman parte de la vida comunitaria y su resiliencia con el entorno.
Vista así la cosa, cualquiera podría pensar que El Cielo de por sí ya es un gran jardín natural, pero no, no señor, en todo caso es un territorio con macro y microespacios de vida vegetal y animal en la relación inextricable habitantes - medio ambiente. Bien se sabe que ya se tienen delimitadas las áreas naturales protegidas y otras entidades de regulación, pero la mera existencia humana, hay que reconocerlo, implica un uso y lo más grave sobreuso del medio: lo que no se conoce, no se conserva. Si bien cada familia, como comunidad económica campesina cultiva y convive con los jardines en sus espacios vitales, ello ya constituye un entramado socioambiental de plantas y animales, así sean microorganismos, que sirven para diferentes usos como jardines naturales.
En resumen, se puede pensar que los proyectos de jardines etnobiológicos jugarían un rol de parcelas demostrativas con vecinos colaboradores en el manejo agroecológico del reino vegetal y animal; imagine usted entonces una localidad y comunidad donde cada familia participante tendría su inventario con letreros de sus especies, así como la muestra de usos artesanales, curativos, infusiones, pomadas, etcétera, para el aprovechamiento etnológico de su entorno natural en comunidad.
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