Zacatlán de las Manzanas, naturaleza y arquitectura

Ofrece un valle entre senderos en medio de rocas gigantes hasta de 20 metros de altura, en el cual se llega a una cascada de no más de 350 metros con un manantial de agua mineral

2017-08-04

Agencias

Ciudad de México.- Zacatlán de las Manzanas, en Puebla, conocido así popularmente, ofrece un valle entre senderos en medio de rocas gigantes hasta de 20 metros de altura, en el cual se llega a una cascada de no más de 350 metros con un manantial de agua mineral y un puente colgante para admirar el paisaje.

Otro de sus atractivos son las camapanadas de los templos de San Francisco, la Parroquia de San Pedro y San Pablo y las del Reloj Monumental que da personalidad a la ciudad y las cuales suenan de manera puntual cada 15 minutos.

Por el lado gastronómico, este Pueblo Mágico tiene un clima ideal para las cosechas de frutas como las manzanas de las que se realiza la Gran Feria de la Manzana Zacatlán 2017, que se llevará a cabo entre el 5 y 20 de agosto próximo; además de fresas, moras y zarzamora, así como el tradicional pan de queso, con un proceso artesanal y peculiar sabor.

Además, el pueblo cuenta con un vitromural realizado entre 2014 y 2016 que cubre las paredes externas del panteón, en la entrada se encuentra la representación llamada “La vida eterna”, mientras que en una esquina se reúne la historia de la ciudad que da cuenta de sus riquezas, desde las manzanas hasta el reloj monumental.

Mientras que en la parte superior del mismo se observa “El universo náhuatl”, que muesta las raíces prehispánicas incluidos los tres cielos, los nueve inframundos, los dioses Tonatiuh, Huitzilopochtli, Tláloc y la joya del mural: Quetzalcóatl, la imponente serpiente emplumada.

Al seguir con la observación del mural, enseguida se contempla el mirador de cristal que da sobre la barranca de los jilgueros y desde el cual se puede observar la belleza natural de Zacatlán, con su peculiar cascada Tres Marías.

Y para finalizar en día, la presencia de neblina se representa como un velo blanco que envuelve toda el pueblo, a veces se mantiene arriba y otras abajo, mientras acaricia las mejillas de los pobladores y visitantes.

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