¿Responsable o abusivo? Cuando el deudor se vuelve parte del problema
En muchos conflictos hipotecarios, el problema de fondo no es la deuda, sino la decisión consciente de algunos de no pagar
2025-08-07
En muchos conflictos hipotecarios, el problema de fondo no es la deuda, sino la decisión consciente de algunos de no pagar
2025-08-07
En la Ciudad de México, recorrer colonias como Narvarte, Portales o Santa María la Ribera es suficiente para entender cómo la gentrificación no solo eleva los precios y transforma las dinámicas urbanas, también expone conflictos legales y financieros entre propietarios e inquilinos, bancos y deudores. Aunque es un tema complejo, es importante reconocer que existen quienes lejos de buscar resolver su deuda, apuestan por alargar el conflicto.
“La ley debe proteger al que enfrenta una deuda con voluntad de solución, no al que la usa como escudo para frenar la recuperación legítima de un patrimonio. En México hemos avanzado en mecanismos de conciliación, pero mientras no distingamos entre quien quiere negociar y quien solo gana tiempo, el sistema seguirá siendo ineficiente para todos”, explica Mike Ramírez, fundador de Blun.M2, proyecto que ayuda a las personas a multiplicar su patrimonio mediante inversiones en remates hipotecarios.
Cada vez son más los casos de créditos hipotecarios sin saldar y disputas por propiedades en las que el deudor decide bloquear el proceso: interpone recursos, se ampara o simplemente deja de responder.
No siempre se trata de una falta de recursos económicos; a veces, es una estrategia deliberada para prolongar el conflicto. Saben que el sistema puede jugar a su favor, si saben cómo manipular los tiempos.
Para los inversionistas, representan pérdidas operativas y desgaste legal. Para los propietarios implican procesos largos, costosos y emocionalmente desgastantes. Y para la ciudad, se traducen en viviendas abandonadas, juicios congelados y más presión sobre un mercado inmobiliario ya de por sí restringido.
En palabras de Mike Ramírez, “cuando el deudor apuesta por la evasión, no solo perjudica a la contraparte. También obstaculiza el acceso a la vivienda y alimenta un ambiente de impunidad silenciosa”.
No todo deudor es víctima
Durante años, se ha colocado al deudor como víctima del sistema. Y, si bien hay casos que lo justifican, también existen otros donde el deudor, pudiendo resolver, opta por el desgaste.
Por ello, Blun.M2 subraya la importancia de distinguir entre deudores con voluntad de negociación y aquellos que solo buscan dilatar los procesos y establece algunos criterios:
Asumir la responsabilidad: El silencio o la evasión sólo prolongan el conflicto. Mostrar disposición al diálogo es el primer paso hacia una solución viable
Contar con asesoría especializada: Involucrar a un abogado en materia inmobiliaria o un mediador capacitado permite explorar rutas legales realistas y evitar errores que escalen el problema.
Entender los límites entre derechos y obligaciones: Defenderse es legítimo, pero abusar de amparos o recursos jurídicos como estrategia dilatoria solo pospone lo inevitable.
Negociar con intención clara: Alcanzar un acuerdo no implica ceder, sino actuar con madurez para cerrar un proceso y liberar el activo involucrado.
“Un sistema inmobiliario saludable no depende únicamente de leyes, sino de la responsabilidad con la que cada actor decide participar. Sin voluntad de pago, no hay mercado que aguante”, concluye Mike Ramírez.
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