Sin maíz no hay país

POLVO DEL CAMINO / Max Avila

2025-10-28

Max Avila

El escribidor apoya, como lo ha hecho siempre, los movimientos sociales con causa. Sabe y entiende que la mayoría son justos de toda justicia porque no es fácil confrontar al poder con la desventaja que de ello deriva. En este sentido no es ocioso recordar los gobiernos represivos, soberbios y asesinos que durante décadas enlutaron hogares, y en algunos casos lo siguen haciendo en regiones dominadas por el viejo sistema.

Usted dirá que no todas las protestas tienden al bienestar colectivo y tiene razón porque también los hay donde la provocación domina lo cual incluye violencia, saqueos, destrucción y desde luego atentados contra el patrimonio y los derechos humanos. Es decir que la población al final de cuentas resulta víctima de intereses ajenos al objetivo principal. 

A diario vemos, por ejemplo, el bloqueo de importantes vialidades, sobre todo en las grandes ciudades; también de carreteras y hasta edificios públicos, sin faltar uno que otro secuestro de empleados que nada tienen que ver con el problema, “son pueblo”, por lo tanto, no debieran ser considerados enemigos cuando tal vez son solidarios convencidos de la lucha original.

El asunto es que el país “hierve” en protestas. Y van desde familias que buscan a sus seres queridos o colonos indignados por la falta de servicios, hasta organizaciones donde se confunden sindicalizados, patrones, empresarios de alto rango, comerciantes de todo tipo o poblaciones atemorizadas por bandas delictivas. Las recientes muertes de dirigentes “limoneros” es muestra de que en ciertos lugares el caos rebasa a la autoridad. Y ni modo que sea invento.

Llegamos al conflicto actual entre agricultores y el gobierno federal motivado por el precio de garantía del maíz que de alguna forma a todos nos afecta. Los productores amenazan con paralizar la república y pue-que suceda, si no hay solución pronta, cosa que el columnista duda toda vez que los canales oficiales no son los adecuados. Pa’ empezar el caso está en manos de Gobernación cuya titular Rosa Icela Rodríguez ha demostrado desde hace siete años incapacidad absoluta para desempeñar cargos de primer nivel. Recordéis que durante el anterior sexenio hizo el ridículo en Seguridad Pública lo que no fue impedimento para que AMLO la heredara a Doña Claudia quien ahora debe soportar su mediocridad. Es una de las funestas imposiciones del ex Presidente.

“Con la titular de Gobernación no existe diálogo posible”, manifiestan los productores y están en lo cierto toda vez que a la respetable dama no se le da eso de la negociación, digamos que está negada para diplomacia política. Debió seguir siendo reportera de La Jornada donde al parecer daba mejores resultados, tanto que AMLO la incorporó en privilegiada posición dentro de la 4T. Y ahí hay que seguirla soportando.

El problema agropecuario es delicado, todos lo sabemos y ahora, es más. No solo porque los hombres del campo son bravos al pelear por lo suyo, sino porque también intervienen factores no ajenos a la influencia de los regímenes neoliberales. Imposible negar que la minoría rapaz aprovecha para atacar al supremo gobierno y sacar ganancia. Aquí mismo en Tamaulipas sabido es que manos ocultas del panismo mueven los hilos para complicar la situación.

En concreto, no podemos ignorar que la alimentación de los mexicas está en riesgo porque sin maíz no hay país. Nomás por eso.

SUCEDE QUE

Le digo que el congreso local, mejor dicho, la mayoría morenista, solo jode al pueblo. Ahora inventa eso del “predial mínimo” que no es otra cosa que nuevo impuesto disfrazado, además de aval descarado pa’ que ciertos ediles y sus bandas sigan hinchando los bolsillos con dinero ajeno, séase robando a lo bestia. No les basta con el excesivo cobro del “manifiesto” cada dos años cuando antes era solo una vez en la vida. ¡No´mbre, estos jijos no tienen llenadera!.

Y hasta la próxima.

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