Muere el periodista tamaulipeco Víctor Contreras

Tampico, Tamaulipas | 22 de octubre, 2025. – El periodismo tamaulipeco perdió este miércoles 22 de octubre a una de sus voces más singulares. Víctor Merced Contreras Piña, conocido como El Coyote, falleció a los 69 años en un hospital de Tampico, tras varios días de luchar contra un padecimiento de salud.

Originario de Ciudad Victoria, Contreras Piña fue formador de generaciones de comunicadores, tanto desde las aulas como en las redacciones de los medios que fundó y dirigió. Su estilo, que oscilaba entre la seriedad y la broma, lo convirtió en un personaje entrañable y polémico a la vez: analista político, maestro riguroso y, en además, candidato a un cargo de elección popular.

En 2010 incursionó en la política como aspirante a diputado local por el Distrito 14, Victoria Norte, bajo las siglas del Partido del Trabajo. De esa experiencia nació también su columna Ahora que hablo en serio, publicada en La Verdad de Ciudad Victoria, donde adoptó con ironía el mote que lo acompañaría el resto de su vida.

Con más de cuatro décadas de trayectoria, Contreras Piña inició su trayectoria profesional en un seminario religioso, con estudios de Filosofía, antes de incursionar en el ámbito de la comunicación. En 1992 fue cofundador de Expreso del Noreste, que más tarde se transformó en Expreso de Tamaulipas. A finales de los noventa extendió ese proyecto a Tampico, donde creó el periódico Expreso y posteriormente cofundó La Razón de Tampico, consolidando un espacio que reunió a decenas de periodistas y le granjeó amistades en el ámbito empresarial y político del puerto.

Su vida profesional se consolidó entre Victoria y Tampico, ciudad donde finalmente falleció. Tras conocerse la noticia, numerosos mensajes de condolencia inundaron las redes sociales: colegas, empresarios, líderes políticos y autoridades expresaron su pesar a sus familiares.

Mordaz y coloquial, el estilo de El Coyote

Más allá de su trayectoria como directivo, Víctor Contreras cultivó un estilo periodístico mordaz y coloquial, que combinaba la ironía con la agudeza crítica. En sus textos solía entrelazar la anécdota personal con la reflexión política, logrando un tono cercano al lector sin perder rigor analítico. Esa mezcla de humor, franqueza y mirada crítica lo convirtió en un referente de un periodismo sin concesiones, capaz de incomodar y al mismo tiempo provocar complicidad con su audiencia.